“Lutero clavó un clavito…” celebre frase que uno de mis contactos de facebook compartió en su muro el 31 de octubre del año pasado refiriéndose a las 95 tesis que Martín Lutero clavó en la puerta de la Iglesia de Wittenberg hace 495 años. Mi primera reacción fue reírme y hacer mi propio comentario al respecto además de descubrir, tal como era de esperar, que su celebre frase llevaba en sí la ironía propia de quién cree que Lutero solo dividió el cristianismo para siempre.
Es cierto que la osada acción de Lutero dividió la cristiandad de la época, sin lugar a dudas su proceder marcó un antes y un después en lo religioso, en lo social, en lo político, en lo científico, en lo pedagógico y por sobre todo marcó un antes y un después en la vida del hombre y en el concepto mismo de cómo Dios se relaciona con las personas. Con esto abrió su entendimiento a lo que estaba escrito por más de mil años, a la verdad que la iglesia romana escondía al prohibirle a la gente común la lectura de la Biblia. Abrió sus ojos y pudo ver que el puro y sencillo Evangelio de Cristo había sido desfigurado y oscurecido, disfrazado de paganismo, maquillado de realeza corruptible, al más puro estilo de un pomposo imperio humano.
En ningún momento a Lutero se le pasó por la mente cual sería el resultado de esta acción en su país, ni en Europa ni en el mundo entero. Solo quiso reformar la iglesia, pero sus ideas reformaron sus propias vidas, cada alemán ya fuese príncipe o campesino vieron en la reforma la oportunidad de evolucionar a una vida mejor. No solo creó con su proceder una nueva iglesia, sino también una nueva moralidad basada en el conocimiento, lejos de la ignorancia que por años gobernaba el entonces cristianismo.
Gracias a ello las iglesias protestantes fueron cada vez más populares y comenzaron a prosperar libres de estereotipos y ceremonias complicadas. Surgió con esto una nueva conducta basada en el concepto de la justificación por la fe, donde la salvación no era atribuida a méritos personales, ni a la mediación de los santos, ni a la veneración de imágenes. Surgió un cristianismo basado en las Escrituras resumido en las 5 solas, como así se le conoce en latín a los 5 pilares bases de la fe protestante: Sola Scriptura (solo por medio de la Escritura); Sola Fide (solo por la fe); Sola Gratia (solo por la gracia); Solus Christus (solo a través de Cristo); Soli Deo Gloria (la gloria solo para Dios)
Hoy 31 de octubre, lejos de recordarme de la fiesta de Halloween, recuerdo que es el Día de la Reforma Protestante. Por este motivo el Estado de Chile hace algunos años decretó feriado este día, en honor a las Iglesias Protestantes y Evangélicas de nuestro país.