martes, 1 de noviembre de 2011

...tuve una abuelita demasiado linda


Tuve una abuelita demasiado linda a quien todo el mundo respetó, de mirada profunda de rostro flaquito, delgadita figura que de pequeño amé yo. Era una doña, una señora, de los detalles no se olvidó, enseñó a sus hijos con sabios consejos, a los nietos más grandes siempre corrigió.

Tuve una abuelita de salud sufrida, cargando dolores siempre vivió, consultaba constante a muchos expertos, pero su angustia nunca calmó. Escribía poemas cual de todos más lindos, si hasta en canciones ella se inspiró, que hablaban de fe de creer en Cristo de vivir dignamente, de confiar solo en Dios.

Ella fue madre para muchas personas, consuelo para otras tantas nunca faltó. Sus delgados brazos se abrían para todos, su consejo inspirado a nadie le falló. Procuró siempre el bien del resto, en sus palabras la gente confío, tuve una abuelita querida por muchos, cuando se fue el llanto brotó.

Mi abuelita fue la mejor de todas, fue hermosa hasta el último día que vivió, nos dejó una madrugada todos lloramos, en brazos de un ángel partió. Estuvimos con ella todo el día de su angustia, con un beso en la frente le dije adiós, no olvidaré esa mirada perdida, con sus ojos entreabiertos buscaba al Señor.

Tuve una abuelita demasiado linda que ahora duerme en los brazos de Dios, hoy que se cumplen 4 años de aquello, con simples palabras la quiero honrar yo.

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