jueves, 22 de diciembre de 2011

...sal y pimienta


…sal y pimienta, dos ingredientes que en el mundo gastronómico van casi siempre juntos. Están presentes en la mayoría de las recetas culinarias y son por excelencia la base para dar sabor a casi todo lo que comemos. Por tal motivo, siempre encontraremos el salero al lado del pimentero, pues han pasado a ser dos compañeros inseparables.

El día de mi cumpleaños, recibí entre otros tantos regalos un objeto que me hizo reflexionar mucho, “es algo simbólico” dijo quien me lo obsequió. A simple vista un típico adorno de diseño comprado en la tienda “Cómodo” ubicada en el Drugstore de Providencia, especialistas en traer objetos de todo el mundo siempre con un particular estilo innovador. Es una canoa amarilla con forma de plátano tripulada por dos sonrientes gorilas café que con su sonrisa amplia y blanca transmiten lo felices que se ven al mando de la canoa. Cuando lo abrí lo encontré hermoso, ubique a sus tripulantes en sus respectivos lugares y puse el regalo en un espacio privilegiado de mi departamento, me gustan las cosas originales y exclusivas como estas.

Al poco rato de haberla ubicado, la tomé entre mis manos para ver sus detalles y descubrir el material con el que fue fabricado. Recién entonces me di cuenta, que los alegres tripulantes de esta canoa en forma de banana tenían en sus cabezas pequeños orificios típicos de un salero y un pimentero. Advertí entonces que el singular regalo, lejos de ser un adorno que puede lucirse en una vitrina, es un objeto funcional, por lo que gana un espacio privilegiado en la mesa cada vez que almuerce o cene.

La sal y la pimienta son dos ingredientes muy distintos, tanto en su color, origen y sabor. Se podrían usar en la cocina perfectamente por separado, sin embargo la combinación de ambas dan un sabor especial y distinto. Así también en la vida las relaciones no dependen ni se crean de la dependencia sino más bien de la complementariedad. Sintiéndose uno autónomo y capaz por separado escoge a su compañero o compañera porque considera que puede experimentar algo mejor y distinto, puede manejar su propia canoa disfrutando de buena compañía, consiguiendo con esto amar y ser amado, trabajando por dar lo mejor de sí mismo y despertar en el otro los sentimientos mas nobles.

Creo que pude encontrar un significado de este obsequio, dos personas juntas, una tras otra, sonriendo, dirigiendo una canoa que quizás enfrenta un río o un lago muy calmo o bien muy bravo. Cada una en su respectivo puesto, remando a la par de su compañero, sin nunca abandonar su lugar, pues de ser así pondría en riesgo la vida de quien boga a su lado. Sonriendo siempre a pesar del esfuerzo que produce llevar armónicamente los remos, a pesar de las rocas que pueden encontrarse en la corriente, a pesar de lo violento que pueda volverse el agua. Siempre juntas, como en una simple mesa, la sal a un lado de la pimienta. Personas distintas cumpliendo funciones distintas. Ambas atentas al comportamiento de las olas, resistiendo en las tormentas, dando sabor en el momento preciso, no abandonando nunca su lugar, manteniendo el agua en equilibrio.

Viene a mi mente palabras de quien fuera señalado por Las Escrituras como el hombre más sabio de todos los tiempos: “Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si uno de ellos cae, el otro lo levanta, pobre de aquel que cae y no hay quien lo levante”…y continúa: “Si dos se acuestan juntos entrarán fácilmente en calor; pero uno solo ¿cómo va a calentarse?”…y concluye diciendo: “Uno solo podrá ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!”

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