martes, 17 de noviembre de 2009
...mira hacia arriba
No hace mucho tiempo, yo escribía muchos artículos para el Ministerio de Jóvenes Cristianos. Como editorial de una pequeña revista, una vez incluí un artículo sencillo el cual dejaba una gran enseñanza. Haciendo memoria de él recuerdo lo siguiente.
Trataba de un marinero novato en un buque de vela a quien se le ordenó un día subir a lo más alto del mástil a cumplir cierta función. Estando arriba, el joven miró a sus pies y la panorámica lo aterró, estuvo a punto de caer a la cubierta. Veía hacia abajo todo muy pequeño, su buque era insignificante en medio de la inmensidad del mar que lo rodeaba. Se sintió entre el cielo y la tierra, la cabeza le daba vueltas, comenzó a marearse y las fuerzas poco a poco comenzaron a abandonarlo y parecía perdido sin saber que hacer, sin poder reaccionar.
“Mira hacia arriba muchacho, mira hacia arriba”, escuchó la voz de un viejo marinero que de la cubierta lo observaba. El joven apartó la vista del abismo y miró el firmamento azul por el que corrían nubes serenamente, el mismo firmamento que contemplaba echado de espaldas sobre el pasto de su ciudad natal cuando era pequeño. Un extraño sentimiento de seguridad reemplazó el terror y desesperación que sintió hace unos minutos, esto le ayudó a desplazarse hábilmente a lo largo del mástil hasta bajar nuevamente a la cubierta.
Jamás olvidó el consejo del viejo marinero y cuando volvía a él el temor y el desánimo miraba hacia arriba, bien alto, hasta que encontraba nuevamente la paz.
En los días en que mi mente colapsa, en que me embargan dudas, temor, disgusto, dolor o soledad, recuerdo siempre esta enseñanza y aunque me cuesta, logro “mirar hacia arriba”. Días en que mi visión se enturbia, en que pierdo la fe, en que se desvanece la esperanza, cuando el temor se apodera de mí, escucho el grito de aviso “mira hacia arriba, mira hacia arriba”... ¿Quién está allá arriba?
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Te pido un favor..... Un favor Grande, grande. CUÍDATE MÁS QUE AYER. MuUUUuuaAAAAk
ResponderEliminarTe amo.
Siempre...
ResponderEliminarDe tus labios brota miel…
ResponderEliminarConocido por Dios
ResponderEliminar...¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti! He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida...
Me acordé de otra cosa, que creo que le da sentido a por qué uno tiende a mirar "hacia el cielo" cuando muchas cosas lo agobian. Uno, generalmente, siempre mira de frente.... a los costados... pero siempre fijo. Pero me ha pasado que levanto la vista en lugares que he recorrido cientos de veces y me sorprende con nuevos rincones que había pasado por alto. Creo que mirar al cielo cuando uno tiene problemas, es reinventarse desde otra mirada de los problemas. No se si Dios está en las nubes necesariamente, pero si sé que para quienes somos creyentes.. ese mirar al cielo, cerrar los ojos y respirar hondo, implica aceptar la realidad, enfrentarla y seguir adelante de la mano de él. Buen escrito! Saludos
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